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Edadismo y Covid-19: estudio sobre actitudes y opiniones discriminatorias hacia la edad durante la pandemia
07 - 09 - 2021

Edadismo y COVID-19: estudio sobre actitudes y opiniones discriminatorias hacia la edad durante la pandemia

SARA MARSILLAS | MATIA INSTITUTO GERONTOLÓGICO Este artículo es un resumen del artículo “Emerging Evidence: Ageism and COVID-19, a study of social inequality through opinions and attitudes about older people in the coronavirus crisis in Spain” publicado el 14 de agosto de 2020 en LTC Responses to COVID-19. International Long Term Care Policy Network. Las personas mayores están siendo las más afectadas por la pandemia causada por la COVID-19. Desde el inicio, tanto en los medios de comunicación como en la sociedad en general, se ha considerado un problema de personas mayores, cayendo en un planteamiento edadista con notable facilidad. Este tipo de planteamientos y discursos aumentan el conflicto intergeneracional [1] al reforzar los estereotipos negativos sobre la edad y crear una confrontación entre generaciones, especialmente cuando las instituciones participan en esta narrativa y, por tanto, contribuyen al círculo vicioso del edadismo [2]. El edadismo se refiere a los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad [3]. En el caso de las personas mayores, se puede entender como «la compleja y a menudo negativa construcción de la vejez, que tiene lugar a nivel individual y social» [4] y esta imagen social de las personas mayores como vulnerables, incapaces o no aptos repercute en su rendimiento, su salud y su bienestar [5]. Durante la pandemia la evidencia de la discriminación por razón de edad se expresó abiertamente [6] y en su inicio, esta situación se presentaba como «el problema de las personas mayores», lo que promovió una clara división por edades [7]. Todo ello nos llevó a querer evidenciar la posible existencia de un trasfondo social edadista mediante la presencia de estereotipos y actitudes discriminatorias en el contexto de COVID -19. Hasta donde sabemos, este es el primer estudio de investigación cuantitativa sobre el edadismo durante esta pandemia en España. En este estudio conceptualizamos las actitudes discriminatorias como el acuerdo verbal con expresiones y acciones que implican algún tipo de trato diferencial y negativo en relación con la edad. Para recoger las respuestas, elaboramos un cuestionario ad hoc que se basó en una revisión de las escalas de estereotipos de las personas mayores y las actitudes de discriminación [8] [9]. Parte de los ítems de estereotipos generados se extrajeron de los instrumentos identificados en la revisión de escalas, mientras que otra sección fue elaborada en consenso con la finalidad de abordar nuevas actitudes discriminatorias relacionadas con comportamientos clínicos y sociales durante la crisis. La versión final del cuestionario está compuesta por 23 ítems, que se administró en formato online en la primavera de 2020 (primera ola de la COVID-19). Resultados En el estudio final se incluyeron 840 participantes (de los que un 67.5% eran mujeres) y su edad media fue de 48 años aproximadamente. Los participantes vivían en su mayoría con al menos una persona (88.1%), aunque el 12% de las personas vivían solas. La mayoría de la muestra era española (99%), con un 67% de participantes de las regiones del País Vasco y Madrid. Los resultados del estudio[1] mostraron un patrón predominante de estereotipos negativos y actitudes discriminatorias relacionadas con la edad en el contexto de la crisis del COVID-19. La figura 1 cuantifica en rojo el número de respuestas que muestran un posicionamiento estereotipado o discriminatorio de las personas participantes hacia las personas mayores. En ella se muestra que más del 50% de las personas de la muestra expresan que las personas mayores tienen más miedo a infectarse, manejan peor la información, generan más carga para el sistema sanitario, deberían recibir más recomendaciones, deberían tener más restricciones y tienen más miedo que otros grupos de edad. Los resultados no difieren entre hombres y mujeres pero sí lo hacen en función de la edad. En este sentido el grupo de menores de 35 años mostró un sesgo más pronunciado hacia las personas mayores basado en mayores estereotipos y actitudes discriminatorias. Las preguntas que tuvieron respuestas más neutras, y por tanto mostraban menos sesgos o actitudes discriminatorias son las relacionadas con los derechos humanos y las libertades básicas (por ejemplo, «¿Las personas mayores merecen más o menos derechos y libertades que otros miembros de nuestra sociedad?»). Sin embargo, las preguntas más específicas y contextualizadas sobre los mismos temas muestran actitudes más discriminatorias (es decir, «¿Deben las personas mayores tener más o menos restricciones de confinamiento que otros grupos de edad?»). Esta aparente incoherencia podría estar relacionada con la deseabilidad social, que podría tener menos peso en situaciones específicas. Conclusiones Nuestros datos confirman en gran medida el sesgo negativo de los participantes en relación con la edad, independientemente de su sexo, durante el tiempo de la COVID-19, señalando, como han hecho otros estudios, la necesidad de acciones que promuevan una imagen social del envejecimiento acorde con la diversidad que caracteriza a las personas mayores [10]. El enfoque mediático edadista [5, 11], los discursos paternalistas de los políticos y responsables políticos, las definiciones deficitarias que generalizan desde la enfermedad a la vejez expresadas por los profesionales de la salud corren el riesgo de ser aceptadas y arraigadas en el discurso social y justificar drásticas medidas discriminatorias hacia las personas mayores, teniendo efectos dramáticos en la vida de un gran número de personas. Todo ello puede tener graves consecuencias cuando se articulan políticas discriminatorias que afectan a derechos básicos, especialmente la autonomía, el acceso a los recursos y la dignidad. Todo lo anterior nos lleva a pensar en la oportunidad que supondría explorar nuevos enfoques de investigación para analizar el significado social de la edad: derechos y deberes; estereotipos; el valor de la vida en relación con el enfoque del ciclo vital que vayan más allá del enfoque tradicional y predominante, que se centra en las consecuencias deficitarias del proceso de envejecimiento [12]. Las repercusiones de la crisis del COVID-19 en las personas mayores han puesto de manifiesto una vez más la necesidad y la urgencia de este propósito y de la construcción de una imagen social del envejecimiento que se corresponda con su complejidad y diversidad. Emerging Evidence: Ageism and COVID-19, a study of social inequality through opinions and attitudes about older people in the coronavirus crisis in Spain Referencias Ayalon, L. (2020). There is nothing new under the sun: Ageism and intergenerational tension in the age of the COVID-19 outbreak. International Psychogeriatrics, 1–11. doi:10.1017/s1041610220000575 Previtali, F., Allen, L. D., & Varlamova, M. (2020). Not Only Virus Spread: The Diffusion of Ageism during the Outbreak of COVID-19. Journal of Aging & Social Policy, 32(4–5), 506–514. http://doi.org/10.1080/08959420.2020.1772002. World Health Organization (2021). Global report on ageism. Geneva: World Health Organization. Recuperado de: https://www.who.int/publications/i/item/9789240016866. Ayalon, L., & Tesch-Römer, C. (2018). Introduction to the Section: Ageism—Concept and Origins (pp. 1–10). Springer, Cham. http://doi.org/10.1007/978-3-319-73820-8_1. Hausdorff, J. M., Levy, B. R., & Wei, J. Y. (1999). The power of ageism on physical function of older persons: Reversibility of age‐related gait changes. Journal of the American Geriatrics Society, 47(11), 1346-1349. Bravo Segal, S. & Villar, F. (2020) La representación de los mayores en los medios durante la pandemia COVID-19: ¿hacia un refuerzo del edadismo? Zhou, F.et al. (2020). Clinical course and risk factors for mortality of adult inpatients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective cohort study. The Lancet, 395, 1054–1062. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30566-3. Ayalon, L., Dolberg, P., Mikulionienė, S., Perek-Białas, J., Rapolienė, G., Stypinska, J., … de la Fuente-Núñez, V. (2019). A systematic review of existing ageism scales. Ageing Research Reviews, 54, 100919. http://doi.org/10.1016/J.ARR.2019.100919. Mayoral, O., García-Soler, A., Delgado, M.L, Lizaso, I., García-González, A. J. (2016). Selección de ítems y validez de contenido en el desarrollo de una escala de evaluación de la imagen en personas mayores. Poster presented at 57 Conference of the Spanish Society of Geriatrics and Gerontology, San Sebastián, Spain. Levy, B. (2017). Age stereotype Paradox: Opportunity for Social Change. The Gerontologist, 57, 2, 118-126. Bravo-Segal, S. (2018) Edadismo en medios masivos de comunicación: una forma de maltrato discursivo hacia las personas mayores. Discurso & Sociedad, Vol. 12(1), 1-28 2. Ayalon, L., Chasteen, A., Diehl, M., Levy, B., Neupert, S. D., Rothermund, K., … & Wahl, H. W. (2020). Aging in Times of the COVID-19 Pandemic: Avoiding Ageism and Fostering Intergenerational Solidarity. The Journals of Gerontology Series B: Psychological Sciences and Social Sciences. [1] Para más detalle, leer; García-Soler, A., Castejón, P., Marsillas, S., Del Barrio, E., Thompson, L., Díaz-Veiga, P. Ageism and COVID-19: Study on social inequality through opinions and attitudes about older people in the coronavirus crisis (2020), disponible en LTCcovid.org, International Long-Term Care Policy Network, CPEC-LSE, 12 de Junio de 2020.

Wednesday, 09 August 2023 10:14

¿Cómo estamos viviendo las personas mayores la crisis sanitaria provocada por el Covid -19?
27 - 03 - 2020

¿Cómo estamos viviendo las personas mayores la crisis sanitaria provocada por el COVID-19?

PACA TRICIO | PRESIDENTA DE LA UNIÓN DEMOCRÁTICA DE PENSIONISTAS Y JUBILADOS (UDP) CARLOS MARTÍNEZ | DIRECTOR DE LA UNIÓN DEMOCRÁTICA DE PENSIONISTAS Y JUBILADOS (UDP) – mayoresudp.org Estamos viviendo un tiempo difícil, protagonizado por el confinamiento al que todas las personas nos vemos sometidas, debido a la alerta sanitaria por la expansión del COVID-19 o coronavirus en el mundo y, muy especialmente en nuestro país. Las noticias que día a día nos golpean hablan de incremento de personas contagiadas, de fallecimientos, de desborde en los servicios de atención médica, pero también han colocado inevitablemente a las personas mayores en el “ojo del huracán”, por ser un colectivo de especial riesgo ante el contagio. Es una realidad ineludible, que obviamente vivimos con preocupación. Con los años disminuyen las defensas inmunitarias del organismo, especialmente en personas afectadas de patologías previas, algo que sabemos se incrementa con la edad. Pero este hecho, esta evidencia, no debe hacernos caer en posiciones y posturas que evidencian en ocasiones un edadismo injusto y discriminatorio. Y ello desde dos visiones distintas pero igualmente negativas: la de quienes acuden al paternalismo victimista hacia las personas mayores o las que las estigmatizan como posibles transmisoras del virus. Nada de esto es cierto ni hace justicia a un colectivo tan diverso y heterogéneo como es el de las personas mayores. Son muchas las personas mayores –lo vemos a nuestro alrededor cada día- que han dado un paso adelante, superando su temor y riesgo, para mostrarnos a la sociedad su responsabilidad, solidaridad y capacidad de esfuerzo y sacrificio. Personas mayores que, desde el confinamiento en sus casas toman la iniciativa y están participando, atentas a las necesidades de quienes más lo necesitan, cambiando su voluntariado presencial por un voluntariado telefónico u online, prestándose a coser mascarillas para el personal sanitario o personas que las necesitan, profesionales sanitarios jubilados reincorporándose para ayudar, desarrollando iniciativas culturales, lúdicas o de encuentro social a través de las tecnologías de la comunicación, animando, sensibilizando, alentando a quedarse en casa y a la superación, aportando... Muchas personas mayores hemos vivido épocas y momentos difíciles en nuestras vidas, estamos acostumbradas al sacrificio y al trabajo duro. Todavía tenemos en la mente el papel de tantas abuelas y abuelos en la reciente crisis económica, que con su acogimiento y generosidad, fueron el más consistente pilar de apoyo a tantas personas y familias en paro o precariedad, en ocasiones asumiendo el riesgo de perder hasta su propia vivienda. En estos duros años han sostenido con su generosidad y entrega a una parte importante de la sociedad. ¿No es este un buen momento para reconocer su compromiso y la deuda que toda la sociedad tenemos con ellas y ellos? ¿Y qué mejor manera de hacerlo que devolviéndoles el cariño, la protección y ayuda que ahora necesitan? Pero sin paternalismos ni estigmas, tan sólo con dignidad y generosidad, y poniendo también en valor su aportación en este momento. Como ha declarado recientemente, Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS: Las personas mayores llevan la sabiduría colectiva de nuestras sociedades. Son miembros valiosos y valorados de nuestras familias y comunidades. Pero tienen un mayor riesgo de complicaciones más graves de COVID-19. Estamos escuchando a las personas mayores y a quienes trabajan con ellas y para ellas, para identificar la mejor manera de apoyarlas. Hacer de nuestras ciudades, comunidades, pueblos y barrios entornos amigables con las personas de más edad incluye y exige este reconocimiento y escucha. Mostrar la vulnerabilidad, a la vez que retrata nuestra humanidad nos engrandece como personas. ¿Quién no se ha sentido vulnerable en alguna ocasión, por algún motivo? Las personas mayores, mostramos ahora más que somos vulnerables, y ello nos hace más grandes. En estos momentos, más que nunca, la sociedad tiene que estar a nuestro lado, hacer suyas nuestras necesidades y reconocer nuestro papel social, demostrado en tantas ocasiones. Esta alerta sanitaria mundial va a marcar un antes y un después. En ese próximo “después” tocará extraer conocimiento y aprendizaje, especialmente en lo que a cuidados se refiere. Tras esta emergencia sanitaria, la relevancia de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, iniciativa de la OMS impulsada por el IMSERSO, y su metodología de trabajo basada en la participación y la escucha va a cobrar un gran protagonismo y nos brindará más oportunidades de extenderlo a los municipios de nuestro país. La experiencia que estamos viviendo de emergencia sanitaria pone en relieve el valor del concepto de envejecimiento saludable que preconiza la OMS con esta iniciativa y con la próxima Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030). El diagnóstico y plan de actuación en cada una de sus ocho áreas de trabajo nos sirve para detectar las mejoras que cada municipio o comunidad debe afrontar a la hora de transformarse en un entorno amigable para las personas mayores y, en consecuencia, saludable para todas las edades. Una de las mayores enseñanzas de esta epidemia mundial es el valor de la salud pública, la importancia de la inversión en lo más importante que todas las personas necesitamos y queremos: nuestra salud. Y ésta no es sólo una cualidad individual y personal, sino que descansa en todos y cada uno de los ámbitos de nuestros entornos de vida. Si apostamos por un envejecimiento saludable, este involucra todos los elementos que componen cada una de las áreas de actuación que acomete la Red promovida por la OMS, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la llamada Agenda 2030. Es importante afrontar el reto de poner en valor en nuestros entornos el cuidado de las personas y, en nuestro caso, especialmente de las personas mayores. El cuidado ha de ser responsable y equilibrado para ser transformador. Estamos viviendo con esta pandemia, que es global, la importancia de lo local, de nuestro entorno más cercano, que ha de ser corresponsable del cuidado de todas las personas, especialmente de aquellas más vulnerables. Todas las personas hemos de ser cuidadoras, no sólo de quienes componen nuestra familia -que también- sino de quienes comparten mi barrio, pueblo y ciudad. Ejercer esa corresponsabilidad es trabajar por una sociedad igualitaria, que garantice el cuidado en todas las etapas de la vida. La amigabilidad de nuestro entorno, hoy más que nunca, adquiere un significado más real y concreto. En alcanzar esta meta hemos de trabajar juntas administraciones, instituciones y ciudadanía. Y como tan importante es la meta como el proceso, en este reto cada voz es importante. La actitud de escucha nos tiene que permitir realizar diagnósticos más certeros, y la colaboración y apoyo mutuo nos deben permitir afrontar los retos con planes de actuación más realistas, eficaces y con vocación de sostenibilidad en el tiempo, como un deber para con las personas de ahora y de las generaciones venideras. Llegará en poco tiempo la superación de esta grave crisis sanitaria, que traerá secuelas y consecuencias; pero lo más importante es sabernos a nivel individual y colectivo capaces de analizar y extraer conocimiento y aprendizaje con el que enfrentarnos a un futuro que ha de ser sostenible y amigable para todas las personas, o no será. Marzo, 2020

Wednesday, 09 August 2023 10:13

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